Una tarde más donde me pongo a escoger entre perderme en tus ojos de luna o esconderme entre dedos de burbujas. Esta mañana no me pude decidir entre ser una de Boticelli o una de Modigliani. Ojos o curvas. Depende de cómo haya dormido y amanecido. Quiero bailar con o sin ti a un ritmo divino, con tambores mudos y saxos callados. Es sorprendente mi capacidad de sonreír con sólo imaginarlo.
Ya los bosques no me susurran, las nubes se mantienen claras, cielos despejados y escondidos tras el reflejo de la ventana. El despertador sonó pero una vez más, pero lo apagué. Una vez más, los cinco minutos matutinos de gloria. Quizás sean quince o veinte. Todavía no me decido. Esta mañana renací enamorada, con mariposas de colores en el estómago, emocionada sin razón visible. Ayer pasé a saludar a las estrellas, como todas las noches, siempre en busca de una fugaz; una que sea capaz de cumplir mis deseos rebeldes que se sumergen en el humo de otro Marlboro. Rojo, para especificar.
Camino calzando los tacones, sin pensar en lo fea que estará la calle o lo mucho que tendré que caminar. ¡Qué importa! Todo sana, las ampollas, las heridas o la incoherencia mental. El tiempo es la clave. Tarde o temprano. A veces no sé cuál prefiero. A fin de cuentas, para aquellos el corto tiempo puede ser una eternidad, para aquellos que saben lo que quieren. Sólo aquellos. Ya para otros, los indecisos de la humanidad, pues resulta bastante inconveniente tener que correr, pensar apresuradamente (siempre se quiere racionalizar todo, por más mínimo que sea).
Por la ventana pasan los logros, las memorias que a veces escondo, aquellas que prefiero ocultar en el inconsciente (debo admitir que por pura terquedad). Éstas pueden dormir como volcanes, pero a veces inesperadamente sueles activarse. No estoy segura si eso sea algo más saludable. Lo saludable en sí puede parecer insano, depende de que tan sabio sea el ojo visor. De todas maneras, las canciones crean soundtracks a memorias sin consultar, sólo lo hacen. Así encadenan recuerdos, algunos buenos, algunos malos. No. Malos no. Nunca es malo recordar. De hecho es un don. Poder recordar es un talento, un arte y definitivamente una virtud.
Pantalones azules o rojos, depende de cómo me quiera vestir en este día. Azul será, pero no un azul Picasso, un azul Prometeo. Por hoy el mundo será pintado sólo y únicamente por Prometeo. Igual haré pancakes de banana, sólo así llamaré a Chagall para que imaginemos juntos. Todo sin la semilla de la Vela Puerca, he abandonado la esquizofrenia pre-viral. Aún así, en la indecisión, creo que terminaré llamando a Pollock, pero sólo por su arte, dejaremos para mañana el vaso de whisky. Tal vez si mañana despierto un poco nihilita y preguntándome sobre mi razón existencial, tomaré con Pollock y trazaré con Escher. Sólo así podré dibujar racionalmente reflejos que muestren la refracción continua del presente, sin remota influencia de mi lado empírico.
No existe mejor conquista que la de esta mañana. No importa si me crees o piensas que soy rara. Lo raro es anormal, no, palabra equivocada, no existe lo normal. Lo raro es inusual, lo inusual es único, lo único es propio, lo propio es humano. ¡Pero si hoy amanecí humana! No es que alguna vez haya sido Gregorio Samsa, sino que en mi conquista me he descubierto. He colonizado cada parte de mi cuerpo y sin limitarme por un comportamiento narcisista. Desperté abrazándome (y esta vez no te soñé). Quizás fue una sátira personal, pero me reí. Sin miedo al cambio, sin poca esperanza, sin monotonía o una tonta rutina. Así desperté en la de ayer, ¿o fue la de hoy? ¿o es la de mañana?
Fue, es, o será, una mañana, una batalla nueva, una noche, una conquista nueva. Mariposas y vodka en el pasto. Hormigas y cigarrillos en la vereda. Un beso y una mente, inconfundible razón. Esa mañana, a la que tú quieras llamar, sapere aude. Sí, atrévete a saber si quieres pintar o cantar hoy. Atrévete a escoger entre tomar de día o tomar de noche. A gritar o escuchar, dependiendo del destinatario. A usar tacones aunque tengas que correr o a usar zapatos bajos para una reunión de gala. A llorar de la risa o a llorar de tristeza. A ser la oveja negra o una más de las blancas. Así que cuéntame mi niña, ¿qué conquistarás está mañana?
PD: ¿Ya empezaste por descubrir de tu mundo?
Ya los bosques no me susurran, las nubes se mantienen claras, cielos despejados y escondidos tras el reflejo de la ventana. El despertador sonó pero una vez más, pero lo apagué. Una vez más, los cinco minutos matutinos de gloria. Quizás sean quince o veinte. Todavía no me decido. Esta mañana renací enamorada, con mariposas de colores en el estómago, emocionada sin razón visible. Ayer pasé a saludar a las estrellas, como todas las noches, siempre en busca de una fugaz; una que sea capaz de cumplir mis deseos rebeldes que se sumergen en el humo de otro Marlboro. Rojo, para especificar.
Camino calzando los tacones, sin pensar en lo fea que estará la calle o lo mucho que tendré que caminar. ¡Qué importa! Todo sana, las ampollas, las heridas o la incoherencia mental. El tiempo es la clave. Tarde o temprano. A veces no sé cuál prefiero. A fin de cuentas, para aquellos el corto tiempo puede ser una eternidad, para aquellos que saben lo que quieren. Sólo aquellos. Ya para otros, los indecisos de la humanidad, pues resulta bastante inconveniente tener que correr, pensar apresuradamente (siempre se quiere racionalizar todo, por más mínimo que sea).
Por la ventana pasan los logros, las memorias que a veces escondo, aquellas que prefiero ocultar en el inconsciente (debo admitir que por pura terquedad). Éstas pueden dormir como volcanes, pero a veces inesperadamente sueles activarse. No estoy segura si eso sea algo más saludable. Lo saludable en sí puede parecer insano, depende de que tan sabio sea el ojo visor. De todas maneras, las canciones crean soundtracks a memorias sin consultar, sólo lo hacen. Así encadenan recuerdos, algunos buenos, algunos malos. No. Malos no. Nunca es malo recordar. De hecho es un don. Poder recordar es un talento, un arte y definitivamente una virtud.
Pantalones azules o rojos, depende de cómo me quiera vestir en este día. Azul será, pero no un azul Picasso, un azul Prometeo. Por hoy el mundo será pintado sólo y únicamente por Prometeo. Igual haré pancakes de banana, sólo así llamaré a Chagall para que imaginemos juntos. Todo sin la semilla de la Vela Puerca, he abandonado la esquizofrenia pre-viral. Aún así, en la indecisión, creo que terminaré llamando a Pollock, pero sólo por su arte, dejaremos para mañana el vaso de whisky. Tal vez si mañana despierto un poco nihilita y preguntándome sobre mi razón existencial, tomaré con Pollock y trazaré con Escher. Sólo así podré dibujar racionalmente reflejos que muestren la refracción continua del presente, sin remota influencia de mi lado empírico.
No existe mejor conquista que la de esta mañana. No importa si me crees o piensas que soy rara. Lo raro es anormal, no, palabra equivocada, no existe lo normal. Lo raro es inusual, lo inusual es único, lo único es propio, lo propio es humano. ¡Pero si hoy amanecí humana! No es que alguna vez haya sido Gregorio Samsa, sino que en mi conquista me he descubierto. He colonizado cada parte de mi cuerpo y sin limitarme por un comportamiento narcisista. Desperté abrazándome (y esta vez no te soñé). Quizás fue una sátira personal, pero me reí. Sin miedo al cambio, sin poca esperanza, sin monotonía o una tonta rutina. Así desperté en la de ayer, ¿o fue la de hoy? ¿o es la de mañana?
Fue, es, o será, una mañana, una batalla nueva, una noche, una conquista nueva. Mariposas y vodka en el pasto. Hormigas y cigarrillos en la vereda. Un beso y una mente, inconfundible razón. Esa mañana, a la que tú quieras llamar, sapere aude. Sí, atrévete a saber si quieres pintar o cantar hoy. Atrévete a escoger entre tomar de día o tomar de noche. A gritar o escuchar, dependiendo del destinatario. A usar tacones aunque tengas que correr o a usar zapatos bajos para una reunión de gala. A llorar de la risa o a llorar de tristeza. A ser la oveja negra o una más de las blancas. Así que cuéntame mi niña, ¿qué conquistarás está mañana?
PD: ¿Ya empezaste por descubrir de tu mundo?