Para ellos es una perturbación anímica producida por una idea fija que asalta constantemente el pensamiento del individuo. Para mí se simplifica a una vesánica manera de expresar sentimientos reprimidos. Mientras algunos hablan, otros callan. Manteniéndose así al borde de la expresión sentimental. Nos convertimos entonces en existencialistas, preguntándonos compulsivamente nuestra razón existencial. No te equivoques, no los llames frenéticos mientras el pajal carcome tu ojo. Tanto tú como yo sabemos que todos nos basamos en una obsesión. Fuimos formados por una obsesión de los dioses. Éstos nos parieron por la obsesión vanidosa, queriendo crear a un ser exactamente igual. Por otro lado, nosotros vivimos con otro tipo de obsesión. Ésta puede ser tan sencilla que te lleva a la idea de solamente querer vivir. Exacto, tienes la obsesión de la vida. Quieres vivirla, aprovecharla al máximo, o quizás tienes otra obsesión, la de simplemente existir siendo espectador de tu propio medio.
Homo sapiens, animal racional, llegando a ser el más enfermizo de todos. Esa singular característica es la que nos lleva a la diferencia con respecto a los demás seres; es la principal causa de la mayoría de nuestros problemas. ¿Cuántas veces hoy te has obsesionado con pensar? ¿Has decidido respirar o pensar? Quizás vayan a la par, ¿no es así? Gotcha! Es precisamente nuestra mente la que nos lleva a obsesiones, a perversiones, a filias y fobias, a enloquecer. Tal vez sería mejor limitar la mente, aunque no le veo razón. Siendo realmente nuestra única manera de ser completamente libres. Sin complejos, sin vergüenza, sin penitencias. Nadie sabe que llevas allí, será por toda tu vida tu cajón escondido, tu escondite secreto. Es lo que tanto te esclaviza a ella ¿no? Deberíamos agradecer en vez de culparla por llevarnos al suicidio mental. El coma vegetal.
Es irónico como nuestra única fuente de libertad es realmente la que peor nos encadena, la que nos limita a ser constantes dependientes del pensamiento inconsciente. Sería mejor arrancarla, conservarla, quizás guardarla. No sé. Ya me confundí. Nos asalta y viola cruelmente, sin siquiera tener piedad. Es por ella que algunos lloramos en las esquinas, otros nos reprimimos a decir que todo irá a mejorar. “Es temporario”-llegué a escuchar. Y aquellos más ilusos todavía dicen “Todo va a cambiar, va a mejorar”. ¿Seremos la burla de los dioses? Tal vez solamente ellos puedan controlar su mente. Dichosos aquellos los que la controlan y evitando así que ella los controle a ellos.
Llego entonces a creer que así como la pereza es la madre de los ocios, la obsesión es la madre de las condenas psicológicas. Ella nos lleva al consumismo, pariendo así a la cleptomanía. La megalomanía se basa en solamente perturbar, complicar nuestras formas de vivir, esclavizándonos a la vida bajo control. Robándole así todo el placer a disfrutar las pequeñas cosas que nos forman incondicionalmente. Y todavía nos engaña. La mente engaña a su propio portador. Ella actúa y todos nosotros decimos que “estamos perfectamente bien”. “Perfectamente bien perturbados” será la oración completa. Tu locura es mi locura. Tú y yo nos diferenciamos en burlas. Ella se burla de ti así, ella se burla de mí así. Somos satíricas víctimas desde el nacer. Homo sapiens es el término correcto.
Por eso, déjame ser libre por sólo éste día, así aprenderé a ver las cosas de manera sencilla, sin buscarle razones, presunciones, desconfianza. Abre así mis ojos para que vea la noche como el descanso del día y el amanecer como el alma de la tierra. Auras en el cielo, protegiendo a cada individuo. Sin penas, sin cadenas, solamente viviendo con el propio corazón. Eso quiero ser yo. Olvidar mi inquisidor, y ser mártir del corazón.
Homo sapiens, animal racional, llegando a ser el más enfermizo de todos. Esa singular característica es la que nos lleva a la diferencia con respecto a los demás seres; es la principal causa de la mayoría de nuestros problemas. ¿Cuántas veces hoy te has obsesionado con pensar? ¿Has decidido respirar o pensar? Quizás vayan a la par, ¿no es así? Gotcha! Es precisamente nuestra mente la que nos lleva a obsesiones, a perversiones, a filias y fobias, a enloquecer. Tal vez sería mejor limitar la mente, aunque no le veo razón. Siendo realmente nuestra única manera de ser completamente libres. Sin complejos, sin vergüenza, sin penitencias. Nadie sabe que llevas allí, será por toda tu vida tu cajón escondido, tu escondite secreto. Es lo que tanto te esclaviza a ella ¿no? Deberíamos agradecer en vez de culparla por llevarnos al suicidio mental. El coma vegetal.
Es irónico como nuestra única fuente de libertad es realmente la que peor nos encadena, la que nos limita a ser constantes dependientes del pensamiento inconsciente. Sería mejor arrancarla, conservarla, quizás guardarla. No sé. Ya me confundí. Nos asalta y viola cruelmente, sin siquiera tener piedad. Es por ella que algunos lloramos en las esquinas, otros nos reprimimos a decir que todo irá a mejorar. “Es temporario”-llegué a escuchar. Y aquellos más ilusos todavía dicen “Todo va a cambiar, va a mejorar”. ¿Seremos la burla de los dioses? Tal vez solamente ellos puedan controlar su mente. Dichosos aquellos los que la controlan y evitando así que ella los controle a ellos.
Llego entonces a creer que así como la pereza es la madre de los ocios, la obsesión es la madre de las condenas psicológicas. Ella nos lleva al consumismo, pariendo así a la cleptomanía. La megalomanía se basa en solamente perturbar, complicar nuestras formas de vivir, esclavizándonos a la vida bajo control. Robándole así todo el placer a disfrutar las pequeñas cosas que nos forman incondicionalmente. Y todavía nos engaña. La mente engaña a su propio portador. Ella actúa y todos nosotros decimos que “estamos perfectamente bien”. “Perfectamente bien perturbados” será la oración completa. Tu locura es mi locura. Tú y yo nos diferenciamos en burlas. Ella se burla de ti así, ella se burla de mí así. Somos satíricas víctimas desde el nacer. Homo sapiens es el término correcto.
Por eso, déjame ser libre por sólo éste día, así aprenderé a ver las cosas de manera sencilla, sin buscarle razones, presunciones, desconfianza. Abre así mis ojos para que vea la noche como el descanso del día y el amanecer como el alma de la tierra. Auras en el cielo, protegiendo a cada individuo. Sin penas, sin cadenas, solamente viviendo con el propio corazón. Eso quiero ser yo. Olvidar mi inquisidor, y ser mártir del corazón.
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