22 de septiembre de 2009

En mi plazita.

Caminan las aves sobre el cielo,
nadan los peces en la tierra,
todo es confuso.
Todo es perfecto.

Me siento una vez más en mi plazita imaginaria,
sentada junto al viejo que me lee el futuro.

Pájaros de colores pintan mi cielo,
hormigas provocan cosquilleo.
No entiendo porque empujan las nubes,
porque el arco-iris está en blanco y negro.

Observo parejas robando besos,
escucho las hojas murmurando mis silencios,
es como un bosque donde escondí secretos.

De alguna manera intento comprender,
siento que desde aquella noche volví a ser la misma.
Es como si fantasmas y ángeles hubieran encontrando el camino,
aquel que a veces me digné a esconder.

Suena el celular,
pero yo no lo escucho.
Lo innerte de este mundo no lo entiendo, no comprendo,
ahora vivo en el mío subalterno. En mi propia surrealidad.

Es increíble sentir que vuelas,
aún cuando sabes que no despegaste del piso.
Es la libertad, el moksha del alma.
Independencia hurtada.

Cisnes, gaviotas, cuervos.
Tres que llevan mis nombres, heterónimos.
Amante, artista, lujuria negra.
Todo en un mismo envase.

Entre silencios y cortes sangrientos de éste,
alimento a las palomas del parque,
como lo hacen los otros normales.
Grasneo imperdible.

Bajo mi aburrimiento, recojo mis alas
hoy quiero caminar,me cansé de volar.
Iré a casa, algo he de preparar.
Quizás hoy sea vino en caja,
o tal vez puro té, para mantener la inocencia.